Los Yolis después de las fotos de Olkar Ramírez

Los Yolis después de las fotos de Olkar Ramírez
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domingo, 18 de julio de 2010

Las palabras y los días.

Algunas mañanas las palabras descienden como si las musas se hubieran levantado muy temprano. .

Palabras que caen como una parva sobre un chingolo, al decir de Güiraldes.
Cuando el tiempo está indeciso y húmedo como una vagina y espero insensatamente que el otoño se transforme en invierno, lavo ropa que no se seca, cocino platos que no pruebo e intento en vano limpiar la casa. las palabras se agolpan tanto que empiezan a caérseme de los ojos y las orejas..
Las letras se desparraman en el piso como piezas de un scrabel. Si alguien pasara y las juntara, ¿escribiría las mismas historias que yo o se desataría con sus propios cuentos?.

Pedaleo la ciudad hospitalaria del fin de semana y los relatos surgen tiernos como un néctar o abruptos como la lava. O pedaleo o escribo, y si no pedaleo no se me ocurre nada.

Pero otros días las impías descansan y las palabras están ausentes. Me despierto con amnesia de adjetivos.
-El arte es como la ropa: tiene que calzar bien- me digo a la espera de una idea..

Y hay otros cuando las palabras son suaves y moderadas, perfectas para las cartas y las charlas.

Otros en que por allá atrás veo venir una voluntad soslayada. Hay ganas de guerra, voluntad de quilombo, vena de polvareda y ordenar el discurso es un juego macabro.
Yo creía que era un texto, pero eran dos y otra vez debo esperar otro día mas.

Pero llega ese otro día y el silencio me provoca cierto alivio angustiado ¿y si solo queda el silencio?
Son las mañanas bravas comos muñecas tangueras, con poca gana de mucho, con palabras de letras flojitas, fláccidas como la piel de una vieja.
Sin melodía y con menos ritmo. Quedo a la espera de la notificación de las musas.

Y de pronto llega la mañana de palabras firmes, fuertes, reflexivas, todavía sonido sin idea.
Aparecen palabras voluptuosas, una poesía en sí mismas.
Palabras paradigmáticas, cuya sola presencia daría sentido a un texto.
Palabras obsesivas, que sabés que estarán siempre presentes.
Otras que no oís y que nunca dirás pero que, escondidas dentro de la idea, agazapadas en el cuento, estarán mas presentes con su ausencia que todas las dichas.
Esos días nace la historia que contaré algún día.

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