Tino había partido.
La Pannullo se había autoexiliado deprimido después de las críticas de un extranjero.
Marito y Gloria hacía tiempo que se habían alejado buscando sus propios rumbos.
Batato hacía lo suyo.
No comprendí a tiempo que sin grupo no había grupo, así que munida de una corte de asistentes comencé a audicionar para un nuevo espectáculo.
Desde maricas de disco hasta Gambas, muchos talentos y no tanto desfilaron por la sala de ensayo de avenida Santa Fe.
La nueva agrupación quedó definida: Miguelito Fernández Alonso, Cristian Trincado, Edgardo Millán, un personaje que aparece en una foto y cuyo nombre nadie recuerda y por supuesto yo.
Sala: El Depósito, casi nuestra casa,
Show: un engendro con matices magníficos, en el umbral de la fineza, con audio sofisticado y delicioso llevado por la hábil mano de Trincado y una acidez feroz: entre número y número Miguelito se arrastraba por el escenario sobre un skate portando en la espalda (las manos las tenía ocupadas en darse impulso) un cartel que decía: “Rampas sí, escaleras no”
Sin temor ni esperanza, presentamos el show por única vez.
Y Los Peinados se fueron a dormir.
sábado, 3 de julio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
La cosa es si al final... peinados o despeinados para siempre...
ResponderEliminarBuenísimo Pietro!!!!!! peinados en algunos casos y despeinados en otros, pero Yolis para siempre.
ResponderEliminarq tristeza de comentarios! ! venga os envío uno màs. ...pero què decir despuès de taaaaaaanto tiempo!!! ah sí ni me acuerdo de haberme deprimido de las críticas de QUIENNNN? ah por cierto me llamo Dani Pannullo
ResponderEliminarlook at me now!!
www.danipannullo.com
q tristeza de comentarios! ! venga os envío uno màs. ...pero què decir despuès de taaaaaaanto tiempo!!! ah sí ni me acuerdo de haberme deprimido de las críticas de QUIENNNN? ah por cierto me llamo Dani Pannullo
ResponderEliminarlook at me now!!
www.danipannullo.com